Album: Antónimo - 2017
Avivando la llama con las manos sudadas,
calles abarrotadas y ahora se bate en retirada
y tú, que haces como si nada y nos haces la cama,
da el tiro de gracia, tanto gilipollas y tan pocas balas,
guardando la calma cuando esta exiliada,
bocas silenciadas, la muerte anunciada
y tú, la espina clavada que nos saca del mapa,
me duele hasta el alma cuando haces de sorda y también de callada
y no me callaré aunque me lo digas,
harto de despedidas,
di que esa boca sí que es mía.
Y si me voy has de saber
que no salvé los muebles de tus llamas,
lo pude hacer pero ya me cansé
de pólvora mojada,
si me ves volver será para arrancar
del labio la mordaza
y quitar el pan de quien nos tiene
a mal traer con las migajas.
A marchas forzadas con la herida descalza va,
duele cada pisada alejada mal dada marcando distancias,
entre dos miradas está otra franja horaria,
la línea divisoria que empieza en el punto donde todo acabará,
cruzando horizontes en lengua extranjera
grita “polizonte” el miedo del centinela,
vidas obligadas a ser refugiadas pasan la frontera,
nadie es profeta en su tierra sólo exportadores vergüenza ajena.
Y no me pararé aunque me lo pidas,
no vivo de rodillas
sigo baldosas amarillas.
Tengo un faro que ilumina cada uno
de los pasos que quedan por recorrer
aunque te pierda de vista o la pista
pero no mis ganas de volverte a ver o verte volver
Y si me voy has de saber
que no salvé los muebles de tus llamas,
lo pude hacer pero ya me cansé
de pólvora mojada,
si me ves volver será para arrancar
del labio la mordaza
y quitar el pan de quien nos tiene
a mal traer con las migajas…
Y si me voy
Y si me voy
Y si me voy
Y si me voy
Este es el canto de la gentes desterrada
que no vuelven a dar vueltas de campana.
calles abarrotadas y ahora se bate en retirada
y tú, que haces como si nada y nos haces la cama,
da el tiro de gracia, tanto gilipollas y tan pocas balas,
guardando la calma cuando esta exiliada,
bocas silenciadas, la muerte anunciada
y tú, la espina clavada que nos saca del mapa,
me duele hasta el alma cuando haces de sorda y también de callada
y no me callaré aunque me lo digas,
harto de despedidas,
di que esa boca sí que es mía.
Y si me voy has de saber
que no salvé los muebles de tus llamas,
lo pude hacer pero ya me cansé
de pólvora mojada,
si me ves volver será para arrancar
del labio la mordaza
y quitar el pan de quien nos tiene
a mal traer con las migajas.
A marchas forzadas con la herida descalza va,
duele cada pisada alejada mal dada marcando distancias,
entre dos miradas está otra franja horaria,
la línea divisoria que empieza en el punto donde todo acabará,
cruzando horizontes en lengua extranjera
grita “polizonte” el miedo del centinela,
vidas obligadas a ser refugiadas pasan la frontera,
nadie es profeta en su tierra sólo exportadores vergüenza ajena.
Y no me pararé aunque me lo pidas,
no vivo de rodillas
sigo baldosas amarillas.
Tengo un faro que ilumina cada uno
de los pasos que quedan por recorrer
aunque te pierda de vista o la pista
pero no mis ganas de volverte a ver o verte volver
Y si me voy has de saber
que no salvé los muebles de tus llamas,
lo pude hacer pero ya me cansé
de pólvora mojada,
si me ves volver será para arrancar
del labio la mordaza
y quitar el pan de quien nos tiene
a mal traer con las migajas…
Y si me voy
Y si me voy
Y si me voy
Y si me voy
Este es el canto de la gentes desterrada
que no vuelven a dar vueltas de campana.
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