Yo vengo de un país que ya no existe.
Del verdeclaro tiempo de la lluvia
que un barrio de baldosas milongueras
metió por las ventanas de mi casa
descubriendo mis rincones y mis libros
y los sueños escondidos en mi almohada.
Y me siento compatriota de los barcos
porque invento banderas que ponerles.
Ellos son como yo, van a los puertos
queriéndose quedar y no les dejan
aunque hablen el idioma de los muelles
y queden amarrados cuando llegan.
Lleno de mariposas mis bolsillos
para llevar conmigo primaveras
y aunque me hagan cosquillas con las alas
y peligren de quebrarse las antenas
las salvo de que se las lleve el viento
a posarse en flores que no deban.
Por eso caducó mi pasaporte.
Tengo tantos países para no tener nada
por ir dándome sin pensar en fronteras:
a nadie le importa en las aduanas
que llene de cielos mis bolsillos,
de mares y lunas mi guitarra.
Del verdeclaro tiempo de la lluvia
que un barrio de baldosas milongueras
metió por las ventanas de mi casa
descubriendo mis rincones y mis libros
y los sueños escondidos en mi almohada.
Y me siento compatriota de los barcos
porque invento banderas que ponerles.
Ellos son como yo, van a los puertos
queriéndose quedar y no les dejan
aunque hablen el idioma de los muelles
y queden amarrados cuando llegan.
Lleno de mariposas mis bolsillos
para llevar conmigo primaveras
y aunque me hagan cosquillas con las alas
y peligren de quebrarse las antenas
las salvo de que se las lleve el viento
a posarse en flores que no deban.
Por eso caducó mi pasaporte.
Tengo tantos países para no tener nada
por ir dándome sin pensar en fronteras:
a nadie le importa en las aduanas
que llene de cielos mis bolsillos,
de mares y lunas mi guitarra.
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