Hay una esquina en mi pueblo
que conoce mucha gente.
Está tan señalaíta
que hasta el forastero advierte.
Es la esquina de los paraos
donde tantos hombres van
con la esperanza diaria
de conseguir un jornal.
Son tantas las ilusiones
que nacen en esa esquina
y que el tiempo desengaña,
es la esquina que hoy tienen
todos los pueblos de España.
Lleva ya meses parao
y en su casa no hay dinero.
Tiene puesto los sentíos
pensando ser el primero.
Y al llegar los capataces
que sirven a Don Dinero
tienen entre tantos hombres
donde ir entrecogiendo.
Don Dinero que a caballo
pasea entre los olivos
y a su siervo ha saludao
porque esta vez le ha traío
los más fuertes y más callaos.
Cuánto y cuánto sufrimiento
el tener que claudicar
y aceptar ese trabajo
por un mísero jornal.
Don Dinero está apoyao
por gentes a su servicio
y abandonao está el hombre
que maneja a su capricho.
Y en medio de ese abandono
un jornalero ha llegao
explicando una vez más
la necesidad que tienen
de luchar por la unidad.
En el hombre de esa esquina
algo muy grande ha cambiado
ya no está tan decaido
ni se siente abandonao.
Tiene el gesto decidio
y valiente va su pecho
sus pasos ya son más firmes
pa defender sus derechos.
Ya tiene su sindicato
que democráticamente
defienden to sus derechos.
Jornaleros Andaluces
a la vista están los hechos.
que conoce mucha gente.
Está tan señalaíta
que hasta el forastero advierte.
Es la esquina de los paraos
donde tantos hombres van
con la esperanza diaria
de conseguir un jornal.
Son tantas las ilusiones
que nacen en esa esquina
y que el tiempo desengaña,
es la esquina que hoy tienen
todos los pueblos de España.
Lleva ya meses parao
y en su casa no hay dinero.
Tiene puesto los sentíos
pensando ser el primero.
Y al llegar los capataces
que sirven a Don Dinero
tienen entre tantos hombres
donde ir entrecogiendo.
Don Dinero que a caballo
pasea entre los olivos
y a su siervo ha saludao
porque esta vez le ha traío
los más fuertes y más callaos.
Cuánto y cuánto sufrimiento
el tener que claudicar
y aceptar ese trabajo
por un mísero jornal.
Don Dinero está apoyao
por gentes a su servicio
y abandonao está el hombre
que maneja a su capricho.
Y en medio de ese abandono
un jornalero ha llegao
explicando una vez más
la necesidad que tienen
de luchar por la unidad.
En el hombre de esa esquina
algo muy grande ha cambiado
ya no está tan decaido
ni se siente abandonao.
Tiene el gesto decidio
y valiente va su pecho
sus pasos ya son más firmes
pa defender sus derechos.
Ya tiene su sindicato
que democráticamente
defienden to sus derechos.
Jornaleros Andaluces
a la vista están los hechos.
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