El 15 de octubre de 1964, por orden de los yanquis, las autoridades títeres de Saigón fusilaron al joven electricista Nguyen Van Troi, acusado de haber intentado dinamitar un puente por donde debía pasar el Secretario de Estado norteamericano McNamara.
Se recuerda aún como los patriotas venezolanos, en los primeros días de octubre, secuestraron al Teniente Coronel norteamericano Smollen y advirtieron a los yanquis que sería fusilado ese oficial si se ejecutaba a Nguyen Van Troi.
Ante aquella situación Washington ordenó aplazar la ejecución del patriota vietnamita, pero tan pronto como fue libertado Smollen, los yanquis, a traición, firmaron la sentencia de Nguyen Van Troi.
Nguyen Van Troi,
sufriste las torturas más horribles
mas no consiguieron los esbirros
doblegar tu noble convicción,
Nguyen Van Troi.
He crecido formado por la revolución. Mi padre era combatiente de la resistencia antifrancesa y fue torturado por el enemigo hasta quedar inválido.
Llevo en mi corazón un odio incontenible hacia los enemigos de la patria.
He llegado a Saigón con la firme decisión de continuar la obra revolucionaria de mi padre.
A pesar del sufrimiento
cantamos, cantamos
porque mientras la carne sufre
el pensamiento está
en el día de la victoria.
Quise matar a McNamara porque es enemigo de la patria.
Acepto toda la responsabilidad de mi acción.
Silencio,
nos escucha el centinela
y si nos oyen nos torturarán de nuevo.
El enemigo quiere matarme. No tengo miedo a la muerte. Siento solamente haber sido capturado tan pronto sin haber podido terminar mi misión. Siento no poder continuar la lucha por la liberación de mi pueblo y de mi clase y realizar el ideal de mi vida.
Nguyen Van Troi,
tu sangre al derramarse no fue en vano.
Nguyen Van Troi.
Hay que darle muerte al invasor.
Hay que matarlo
antes de morir, tú dijiste,
Nguyen Van Troi.
Por no haber podido soportar la muerte de mi pueblo y la humillación de mi patria, he luchado contra el imperialismo yanqui.
No soy culpable a los ojos del pueblo y de mis compatriotas. Yo he luchado contra el imperialismo yanqui.
Amo entrañablemente a mi Vietnam querido. He luchado contra los yanquis que han agredido a Vietnam del Sur, que han venido a traer tanta desgracia, dolor y muerte a mis compatriotas.
Nguyen Van Troi.
Por Vietnam estamos dispuestos a dar
hasta nuestra propia sangre.
Se recuerda aún como los patriotas venezolanos, en los primeros días de octubre, secuestraron al Teniente Coronel norteamericano Smollen y advirtieron a los yanquis que sería fusilado ese oficial si se ejecutaba a Nguyen Van Troi.
Ante aquella situación Washington ordenó aplazar la ejecución del patriota vietnamita, pero tan pronto como fue libertado Smollen, los yanquis, a traición, firmaron la sentencia de Nguyen Van Troi.
Nguyen Van Troi,
sufriste las torturas más horribles
mas no consiguieron los esbirros
doblegar tu noble convicción,
Nguyen Van Troi.
He crecido formado por la revolución. Mi padre era combatiente de la resistencia antifrancesa y fue torturado por el enemigo hasta quedar inválido.
Llevo en mi corazón un odio incontenible hacia los enemigos de la patria.
He llegado a Saigón con la firme decisión de continuar la obra revolucionaria de mi padre.
A pesar del sufrimiento
cantamos, cantamos
porque mientras la carne sufre
el pensamiento está
en el día de la victoria.
Quise matar a McNamara porque es enemigo de la patria.
Acepto toda la responsabilidad de mi acción.
Silencio,
nos escucha el centinela
y si nos oyen nos torturarán de nuevo.
El enemigo quiere matarme. No tengo miedo a la muerte. Siento solamente haber sido capturado tan pronto sin haber podido terminar mi misión. Siento no poder continuar la lucha por la liberación de mi pueblo y de mi clase y realizar el ideal de mi vida.
Nguyen Van Troi,
tu sangre al derramarse no fue en vano.
Nguyen Van Troi.
Hay que darle muerte al invasor.
Hay que matarlo
antes de morir, tú dijiste,
Nguyen Van Troi.
Por no haber podido soportar la muerte de mi pueblo y la humillación de mi patria, he luchado contra el imperialismo yanqui.
No soy culpable a los ojos del pueblo y de mis compatriotas. Yo he luchado contra el imperialismo yanqui.
Amo entrañablemente a mi Vietnam querido. He luchado contra los yanquis que han agredido a Vietnam del Sur, que han venido a traer tanta desgracia, dolor y muerte a mis compatriotas.
Nguyen Van Troi.
Por Vietnam estamos dispuestos a dar
hasta nuestra propia sangre.
envoyé par Bartolomeo Pestalozzi - 17/8/2010 - 09:32
×
Album “Vivir como él”
Testo trovato sul sito dei Quilapayún
Questa cantata è dedicata a Nguyen Van Troi, un diciasettenne combattente viet-cong che nel 1963 andò da solo a Saigon con l’intenzione di uccidere il ministro della difesa americano Robert McNamara, uno dei responsabili della guerra in Vietnam e uno dei più grandi criminali di guerra di tutti i tempi, come lui stesso ha ammesso nel documentario di Errol Morris “The Fog of War”, a lui dedicato. E McNamara era pure un recidivo, un assassino di massa seriale, perché prima del Vietnam era stato uno dei responsabili dei terribili bombardamenti incendiari sul Giappone, e su Tokio in particolare, alla fine della seconda guerra mondiale. Si pensa infatti comunemente che siano state le due bombe atomiche su Hiroshima e Nagasaki a piegare il Giappone, ma fu un atto inutile oltre che disumano perché il Giappone era già stato annientato dai bombardamenti “convenzionali” attuati dal generale Curtis LeMay sulla base delle analisi e delle indicazioni degli uffici diretti proprio da McNamara.
Aveva quindi tutte le ragioni il giovane Nguyen Van Troi a voler far fuori un simile mostro, ma purtroppo non riuscì nel suo intento e fu catturato e fucilato. Ma la sua esecuzione, durante la quale ostentò dignità e forza non comuni, avvenne di fronte alle telecamere e ai fotografi di mezzo mondo, e Nguyen Van Troi divenne un simbolo universale della lotta di liberazione contro l’imperialismo.
Si vedano anche The Unconquerable Van Troi e Chant pour Nguyen Van Troi.
Per chi fosse interessato, su video.google è visibile – in inglese, variamente sottotitolato ma non in italiano - l’intero documentario di Errol Morris che ho citato, il bellissimo “The Fog of War” vincitore dell’Oscar nel 2003.