Romance de la guardia civil española
Federico García LorcaOriginale | Traduzione italiana di Oreste Macrì da “Poesia spagnola del No... |
ROMANCE DE LA GUARDIA CIVIL ESPAÑOLA Los caballos negros son. Las herraduras son negras. Sobre las capas relucen manchas de tinta y de cera. Tienen, por eso no lloran, de plomo las calaveras. Con el alma de charol vienen por la carretera. Jorobados y nocturnos, por donde animan ordenan silencios de goma oscura y miedos de fina arena. Pasan, si quieren pasar, y ocultan en la cabeza una vaga astronomía de pistolas inconcretas. ¡Oh ciudad de los gitanos! En las esquinas banderas. La luna y la calabaza con las guindas en conserva. ¡Oh ciudad de los gitanos! ¿Quién te vió y no te recuerda? Ciudad de dolor y almizcle, con las torres de canela. Cuando llegaba la noche, noche que noche nochera, los gitanos en sus fraguas forjaban soles y flechas. Un caballo malherido, llamaba a todas las puertas. Gallos de vidrio cantaban por Jerez de la Frontera. El viento, vuelve desnudo la esquina de la sorpresa, en la noche platinoche noche, que noche nochera. La Virgen y San José perdieron sus castañuelas, y buscan a los gitanos para ver si las encuentran. La Virgen viene vestida con un traje de alcaldesa, de papel de chocolate con los collares de almendras. San José mueve los brazos bajo una capa de seda. Detrás va Pedro Domecq con tres sultanes de Persia. La media luna, soñaba un éxtasis de cigüeña. Estandartes y faroles invaden las azoteas. Por los espejos sollozan bailarinas sin caderas. Agua y sombra, sombra y agua por Jerez de la Frontera. ¡Oh ciudad de los gitanos! En las esquinas banderas. Apaga tus verdes luces que viene la benemérita. ¡Oh ciudad de los gitanos! ¿Quién te vio y no te recuerda? Dejadla lejos del mar, sin peines para sus crenchas. Avanzan de dos en fondo a la ciudad de la fiesta. Un rumor de siemprevivas invade las cartucheras. Avanzan de dos en fondo. Doble nocturno de tela. El cielo, se les antoja, una vitrina de espuelas. La ciudad libre de miedo, multiplicaba sus puertas. Cuarenta guardias civiles entran a saco por ellas. Los relojes se pararon, y el coñac de las botellas se disfrazó de noviembre para no infundir sospechas. Un vuelo de gritos largos se levantó en las veletas. Los sables cortan las brisas que los cascos atropellan. Por las calles de penumbra huyen las gitanas viejas con los caballos dormidos y las orzas de monedas. Por las calles empinadas suben las capas siniestras, dejando detrás fugaces remolinos de tijeras. En el portal de Belén los gitanos se congregan. San José, lleno de heridas, amortaja a una doncella. Tercos fusiles agudos por toda la noche suenan. La Virgen cura a los niños con salivilla de estrella. Pero la Guardia Civil avanza sembrando hogueras, donde joven y desnuda la imaginación se quema. Rosa la de los Camborios, gime sentada en su puerta con sus dos pechos cortados puestos en una bandeja. Y otras muchachas corrían perseguidas por sus trenzas, en un aire donde estallan rosas de pólvora negra. Cuando todos los tejados eran surcos en la tierra, el alba meció sus hombros en largo perfil de piedra. ¡Oh, ciudad de los gitanos! La Guardia Civil se aleja por un túnel de silencio mientras las llamas te cercan. ¡Oh, ciudad de los gitanos! ¿Quién te vio y no te recuerda? Que te busquen en mi frente. juego de luna y arena. | BALLATA DELLA GUARDIA CIVILE SPAGNOLA Coperti di nero i cavalli. Nere le ferrature. Sui mantelli rilucono macchie d’inchiostro e cera. Hanno di piombo i crani, per questo non piangono. Con l’anima di lacca camminano nella rotabile. Gobbi e notturni, per dove spronano impongono silenzi di gomma oscura, paure di fine sabbia. Se voglion passare, passano, e occultano nelle teste d’astratte pistole una vaga astronomia. O città dei gitani! Agli angoli, bandiere. La luna e la zucca con le amarene in conserva. Oh città dei gitani! Chi t’ha vista e non ti ricorda? Città di dolore e di muschio, con le torri di cannella. Quando cadeva la notte, notte di notte, notturna, i gitani nelle fucine forgiavano soli e frecce. Un cavallo a morte ferito bussava a tutte le porte. Galli di vetro cantavano per Jerez de la Frontera. Ignudo il vento volta la cantonata dell’agguato, nella notte argentonotte, notte di notte, notturna. La Vergine e San Giuseppe perdettero le loro nacchere, e vanno cercando i gitani per veder se le ritrovano. La Vergine viene vestita d’un abito di sindachessa, di stagnola per cioccolato, con i vezzi di mandorle. San Giuseppe muove le braccia sotto il mantello di seta. Dietro va Pedro Domecq con tre sultani di Persia. La mezzaluna sognava un’estasi di cicogna. Lampioncini e stendardi invadono le terrazze. Negli specchi singhiozzano ballerine senza fianchi. Acqua e ombra, ombra e acqua per Jerez de la Frontera. Oh città dei gitani! Agli angoli, bandiere. Spegni le verdi tue luci, arriva la benemerita. Oh città dei gitani! Chi t’ha vista e non ti ricorda? Lasciatela lungi dal mare, senza pettini per la riga. Marciano due per due sulla città della festa. Un rumore di semprevivi invade le loro giberne. Marciano due per due. Notturno rintocco di tela. Il cielo se lo immaginano una vetrina di sproni. La città libera da paura moltiplicava le porte. Quaranta guardie civili vi passano per saccheggiarla. Gli orologi si fermarono, e il cognac nelle bottiglie si mascherò da novembre per non destare sospetti. Un volo di lunghi gridi ascese alle banderuole. Le sciabole tagliano brezze dagli zoccoli travolte. Nelle strade di penombra le vecchie gitane in fuga coi cavalli addormentati e gli orcioli di monete. Nelle strade inerpicate Le cappe sinistre salgono, lasciandosi dietro fugaci mulinelli di forbici. Nel portico di Betlemme i gitani si radunano. San Giuseppe crivellato Acconcia una fanciulla morta. Aspri fucili implacabili Echeggiano tutta la notte. La Vergine sana i bambini con dolce saliva di stella. Ma la Guardia Civile avanza Seminando falò, dove l’immaginazione giovane e nuda avvampa. Rosa de los Camborios geme seduta sulla sua porta con le due poppe recise sopra un vassoio posate. Ed altre ragazze correvano dalle loro trecce inseguite, in un’aria dove deflagrano rose di polvere nera. Quando solchi nella terra divennero tutti i tetti, dondolò l’alba le spalle in lungo profilo di pietra. Oh città dei gitani! La Guardia Civile dilegua sotto un tunnel di silenzio mentre le fiamme t’accerchiano. Oh città dei gitani! Chi t’ha vista e non ti ricorda? Cercatela sulla mia fronte. Gioco di luna e di sabbia. |