De gurí fui benteveo,
de muchacho embolsador,
fue taipero por el Este
y en el Norte, domador;
naranjero por el Salto
y cañero en Bella Unión;
lobero en Cabo Polonio
y en Colonia, pescador.
Rodé por muchos caminos,
la bolita se gastó,
quien me diga “siete oficios”,
pa’ mí se queda rabón.
Y de tanto venga y vaya,
de tanto oficio y sudor,
del gurisito que fui
al viejo cansa’o que soy,
no tengo una papeleta
pa’ doña Jubilación;
se hicieron humo o murieron
los testigos, sabe Dios.
Y me vine a la ciudad,
meta escoba y corralón,
pero no aguanto jornada
que se me parte el riñón,
y yo que tendí la mano
pa’l lazo o el apretón,
pa’l tramayo, la mansera,
pa’ la naranja o la hoz,
me encuentro de limosnero
y pidiendo por favor.
Y me vine a la ciudad,
meta escoba y corralón,
pero no aguanto jornada
que se me parte el riñón,
y yo que tendí la mano
pa’l lazo o el apretón,
pa’l tramayo, la mansera,
pa’ la naranja o la hoz,
me encuentro de limosnero
y pidiendo por favor.
Pero el hombre no ha nacido
para esta triste función.
de muchacho embolsador,
fue taipero por el Este
y en el Norte, domador;
naranjero por el Salto
y cañero en Bella Unión;
lobero en Cabo Polonio
y en Colonia, pescador.
Rodé por muchos caminos,
la bolita se gastó,
quien me diga “siete oficios”,
pa’ mí se queda rabón.
Y de tanto venga y vaya,
de tanto oficio y sudor,
del gurisito que fui
al viejo cansa’o que soy,
no tengo una papeleta
pa’ doña Jubilación;
se hicieron humo o murieron
los testigos, sabe Dios.
Y me vine a la ciudad,
meta escoba y corralón,
pero no aguanto jornada
que se me parte el riñón,
y yo que tendí la mano
pa’l lazo o el apretón,
pa’l tramayo, la mansera,
pa’ la naranja o la hoz,
me encuentro de limosnero
y pidiendo por favor.
Y me vine a la ciudad,
meta escoba y corralón,
pero no aguanto jornada
que se me parte el riñón,
y yo que tendí la mano
pa’l lazo o el apretón,
pa’l tramayo, la mansera,
pa’ la naranja o la hoz,
me encuentro de limosnero
y pidiendo por favor.
Pero el hombre no ha nacido
para esta triste función.
inviata da Bernart Bartleby - 24/3/2016 - 14:11
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Versi del poeta e musicista uruguayo Washington Benavides (1930-)
Musica di Eduardo Larbanois.
Nell'album intitolato “Desde Tacuarembó”, inciso a Buenos Aires nel 1975 ma pubblicato in Uruguay solo dopo la fine della dittatura
Testo trovato su Cancioneros.com
Tacuarembó è la città natale di Washington Benavides. Lui esordì nella scrittura nei primi anni 50. Il suo primo libro, “Tata Vizcacha”, era una satira su alcuni personaggi del potere locale. Quando uscì, nel 1955, un gruppo di estrema destra, chiamato “Movimiento de Acción Democrática” (non dimentichiamoci che i peggiori fascisti, anche oggi, usano spesso i termini democrazia e democratico), acquistò tutte le copie disponibili e le bruciò pubblicamente sulla piazza della cittadina.
Durante gli anni della dittatura (1973-85) Benavides ed altri poeti, scrittori e musicisti uruguayi formarono il cosiddetto “Grupo de Tacuarembó”, dedicandosi al canto popolare come migliore forma di resistenza. Ne fece parte anche Alfredo Zitarrosa, che vide le sue canzoni vietate a partire dal 1971 (in seguito pure in Cile e in Argentina, man mano che i fascisti prendevano il potere) e poi fu costretto all’esilio, facendo ritorno in Uruguay solo nel 1984.