Escondido atrás de su escritorio gris
un ser bajo, pequeño, correcto y gentil,
atiende los telefonos y nunca está,
mira a su secretaria imaginándola
desnuda y en su cama,
y vuelve a trabajar.
Entra en el microcine y toma ubicación
hace gestos y habla sin definición,
se va con la película hasta su hogar,
le da un beso a su esposa y se vuelve a encerrar
a oscuras y en su sala
de cuidar la moral.
Entra ella y se va desvistiendo,
lentamente y casi sonriendo
alta, blanca, algo exuberante,
dice: "Hola" y camina hacia adelante.
Mira al hombre pequeño que se raya
cuando ella sale de la pantalla.
Y el hombre la acuesta sobre la alfombra,
la toca y la besa, pero no la nombra.
Se contiene, suda y después,
con sus tijeras plateadas, recorta su cuerpo,
le corta su pelo, deforma su cara,
y así rutilada la lleva cargada hasta la pantalla
justo a la mañana.
No conozco tu nombre ni se más quien sos,
vi tu nombre en el diario y nadie te vio,
la pantalla que sangra ya nos dice adiós.
Te veré en 20 años en televisión, cortada y aburrida,
a todo color
a todo color
a todo color.
Yo detesto a la gente que tiene el poder
de decir lo que es bueno y lo que es malo también,
sólo el pueblo, mi amigo, es capaz de entender
los censores de ideas temblaríán de horror
ante el hombre libre con su cuerpo al sol.
un ser bajo, pequeño, correcto y gentil,
atiende los telefonos y nunca está,
mira a su secretaria imaginándola
desnuda y en su cama,
y vuelve a trabajar.
Entra en el microcine y toma ubicación
hace gestos y habla sin definición,
se va con la película hasta su hogar,
le da un beso a su esposa y se vuelve a encerrar
a oscuras y en su sala
de cuidar la moral.
Entra ella y se va desvistiendo,
lentamente y casi sonriendo
alta, blanca, algo exuberante,
dice: "Hola" y camina hacia adelante.
Mira al hombre pequeño que se raya
cuando ella sale de la pantalla.
Y el hombre la acuesta sobre la alfombra,
la toca y la besa, pero no la nombra.
Se contiene, suda y después,
con sus tijeras plateadas, recorta su cuerpo,
le corta su pelo, deforma su cara,
y así rutilada la lleva cargada hasta la pantalla
justo a la mañana.
No conozco tu nombre ni se más quien sos,
vi tu nombre en el diario y nadie te vio,
la pantalla que sangra ya nos dice adiós.
Te veré en 20 años en televisión, cortada y aburrida,
a todo color
a todo color
a todo color.
Yo detesto a la gente que tiene el poder
de decir lo que es bueno y lo que es malo también,
sólo el pueblo, mi amigo, es capaz de entender
los censores de ideas temblaríán de horror
ante el hombre libre con su cuerpo al sol.
inviata da Bernart Bartleby - 5/2/2015 - 16:12
×
Parole di Charly García
Musica di Charly Garcia e Nito Mestre (Sui Generis)
Nell’album intitolato “Pequeñas anécdotas sobre las instituciones”
Una canzone sulla censura. Inutile dire che fu censurata, con il taglio netto dell’ultima strofa: “Io detesto la gente che ha il potere di dire quello che è bene e pure quello che è male. Solo il popolo, amico mio, è capace di capire. I censori di idee tremeranno di orrore davanti all’uomo libero con il corpo in pieno sole.”
Il personaggio del Señor Tijeras – che così tanto ricorda Agostino, il segretario dell’Organizzazione Internazionale della Moralità Pubblica interpretato da Albero Sordi ne “Il moralista” diretto nel 1959 da Giorgio Bianchi – ha anche un nome e un cognome: si tratta di Miguel Paulino Tato, detto Néstor (1902-1986), giornalista e critico cinematografico che dalla sua scrivania di presidente dell’“Ente de Calificación Cinematográfica” diresse la censura dal 1974 fin quasi al termine della dittatura di Videla e soci.