La ley es tela de araña
en mi inorancia lo esplico:
no la tema el hombre rico;
nunca la tema el que mande;
pues la ruempe el bicho grande
y sólo enrieda a los chicos.
Es la ley como la lluvia:
nunca puede ser pareja;
el que la aguanta se queja,
pero el asunto es sencillo:
la ley es como el cuchillo,
no ofende a quien lo maneja.
en mi inorancia lo esplico:
no la tema el hombre rico;
nunca la tema el que mande;
pues la ruempe el bicho grande
y sólo enrieda a los chicos.
Es la ley como la lluvia:
nunca puede ser pareja;
el que la aguanta se queja,
pero el asunto es sencillo:
la ley es como el cuchillo,
no ofende a quien lo maneja.
inviata da Bernart - 25/10/2013 - 08:37
Le strofe complete dal “Martín Fierro” dedicate alla Legge
[…]
(Martín Fierro)
Me gusta, negro ladino
lo que acabás de esplicar;
ya te empiezo a respetar
aunque al principio me rei;
y te quiero preguntar
lo que entendés por la Ley.
(El Moreno)
Hay muchas dotorerías
que yo no puedo alcanzar;
dende que aprendí a inorar
de ningún saber me asombro,
mas no ha de llevarme al hombro
quien me convide a cantar.
Yo no soy cantor ladino
y mi habilidá es muy poca;
mas cuando cantar me toca
me defiendo en el combate,
porque soy como los mates:
sirvo si me abren la boca.
Dende que elige a su gusto,
lo más espinoso elige;
pero esto poco me aflige
y le contesto a mi modo:
la ley se hace para todos,
mas sólo al pobre le rige.
La ley es tela de araña
en mi inorancia lo esplico:
no la tema el hombre rico;
nunca la tema el que mande;
pues la ruempe el bicho grande
y sólo enrieda a los chicos.
Es la ley como la lluvia:
nunca puede ser pareja;
el que la aguanta se queja,
pero el asunto es sencillo:
la ley es como el cuchillo,
no ofende a quien lo maneja.
Le suelen llamar espada
y el nombre le viene bien;
los que la gobiernan ven
a dónde han de dar el tajo:
le cai al que se halla abajo
y corta sin ver a quién.
Hay muchos que son dotores,
y de su cencia no dudo;
mas yo soy un negro rudo
y aunque de esto poco entiendo,
estoy diariamente viendo
que aplican la del embudo.
[…]
[…]
(Martín Fierro)
Me gusta, negro ladino
lo que acabás de esplicar;
ya te empiezo a respetar
aunque al principio me rei;
y te quiero preguntar
lo que entendés por la Ley.
(El Moreno)
Hay muchas dotorerías
que yo no puedo alcanzar;
dende que aprendí a inorar
de ningún saber me asombro,
mas no ha de llevarme al hombro
quien me convide a cantar.
Yo no soy cantor ladino
y mi habilidá es muy poca;
mas cuando cantar me toca
me defiendo en el combate,
porque soy como los mates:
sirvo si me abren la boca.
Dende que elige a su gusto,
lo más espinoso elige;
pero esto poco me aflige
y le contesto a mi modo:
la ley se hace para todos,
mas sólo al pobre le rige.
La ley es tela de araña
en mi inorancia lo esplico:
no la tema el hombre rico;
nunca la tema el que mande;
pues la ruempe el bicho grande
y sólo enrieda a los chicos.
Es la ley como la lluvia:
nunca puede ser pareja;
el que la aguanta se queja,
pero el asunto es sencillo:
la ley es como el cuchillo,
no ofende a quien lo maneja.
Le suelen llamar espada
y el nombre le viene bien;
los que la gobiernan ven
a dónde han de dar el tajo:
le cai al que se halla abajo
y corta sin ver a quién.
Hay muchos que son dotores,
y de su cencia no dudo;
mas yo soy un negro rudo
y aunque de esto poco entiendo,
estoy diariamente viendo
que aplican la del embudo.
[…]
Bernart - 25/10/2013 - 08:38
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Versi di José Hernández (1834-1886), militare, politico, giornalista e poeta argentino, celebre per il suo “Martín Fierro”, opera massima della letteratura gauchesca, da cui è tratto questo passo.
Musica di Pedro Faura, che all’epoca era membro dell’ufficio della propaganda del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP), braccio armato del Partito comunista marxista-leninista spagnolo. Fuggito in Germania Est, lì nel 1975 pubblicò il disco intitolato “Manifiesto”da cui anche questa canzone è tratta.
Martín Fierro, il personaggio epico creato da José Hernández, è un gaucho che viene forzatamente arruolato per difendere un fortino a difesa degli attacchi degli indios durante il periodo della cosiddetta Guerra de la Triple Alianza (1864-1870). Costretto ad abbandonare la sua famiglia e la fattoria, Martín Fierro perde tutto quel poco che aveva, beni ed affetti. Dopo aver ucciso un uomo in un duello, diventa un fuggiasco, un bandido inseguito dalla polizia, con cui si scontra sovente. In una delle sparatorie con i suoi inseguitori Martín Fierro trova un alleato nel sergente Cruz che, impressionato dal suo coraggio, si unisce a lui nella lotta. Entrambi decidono di andare a vivere fra gli indios per sottrarsi alla legge, con la speranza di vivere una vita migliore, concludendo che sia meglio stare con i “selvaggi” che nella cosiddetta civiltà.