An die Nachgeborenen
Bertolt BrechtLa versione portoghese di Manuel Bandeira, da questa pagina | |
A LOS HOMBRES FUTUROS 1. Verdaderamente, vivo en tiempos sombríos. Es insensata la palabra ingenua. Una frente lisa revela insensibilidad. El que ríe es que no ha oído aún la noticia terrible, aún no le ha llegado. ¡Qué tiempos éstos en que hablar sobre árboles es casi un crimen porque supone callar sobre tantas alevosías! Ese hombre que va tranquilamente por la calle ¿lo encontrarán sus amigos cuando lo necesiten? Es cierto que aún me gano la vida Pero, creedme. es pura casualidad. Nada de lo que hago me da derecho a hartarme. Por casualidad me he librado. (Si mi suerte acabara, estaría perdido). Me dicen: «¡Come y bebe! ¡Goza de lo que tienes!» Pero ¿cómo puedo comer y beber si al hambriento le quito lo que como y mi vaso de agua le hace falta al sediento? Y, sin embargo, como y bebo. Me gustaría ser sabio también. Los viejos libros explican la sabiduría: apartarse de las luchas del mundo y transcurrir sin inquietudes nuestro breve tiempo. Librarse de la violencia. dar bien por mal, no satisfacer los deseos y hasta olvidarlos: tal es la sabiduría. Pero yo no puedo hacer nada de esto: verdaderamente, vivo en tiempos sombríos. 2. Llegué a las ciudades en tiempos del desorden, cuando el hambre reinaba. Me mezclé entre los hombres en tiempos de rebeldía y me rebelé con ellos. Así pasé el tiempo que me fue concedido en la tierra. Mi pan lo comí entre batalla y batalla. Entre los asesinos dormí. Hice el amor sin prestarle atención y contemplé la naturaleza con impaciencia. Así pasé el tiempo que me fue concedido en la tierra. En mis tiempos, las calles desembocaban en pantanos. La palabra me traicionaba al verdugo. Poco podía yo. Y los poderosos se sentían más tranquilos, sin mí. Lo sabía. Así pasé el tiempo que me fue concedido en la tierra. Escasas eran las fuerzas. La meta estaba muy lejos aún. Ya se podía ver claramente, aunque para mí fuera casi inalcanzable. Así pasé el tiempo que me fue concedido en la tierra. 3. Vosotros, que surgiréis del marasmo en el que nosotros nos hemos hundido, cuando habléis de nuestras debilidades, pensad también en los tiempos sombríos de los que os habéis escapado. Cambiábamos de país como de zapatos a través de las guerras de clases, y nos desesperábamos donde sólo había injusticia y nadie se alzaba contra ella. Y, sin embargo, sabíamos que también el odio contra la bajeza desfigura la cara. También la ira contra la injusticia pone ronca la voz. Desgraciadamente, nosotros, que queríamos preparar el camino para la amabilidad no pudimos ser amables. Pero vosotros, cuando lleguen los tiempos en que el hombre sea amigo del hombre, pensad en nosotros con indulgencia. | AOS QUE VIEREM DEPOIS DE NÓS 1. Realmente, vivemos tempos sombrios! A inocência é loucura. Uma fronte sem rugas denota insensibilidade. Aquele que ri ainda não recebeu a terrível notícia que está para chegar. Que tempos são estes, em que é quase um delito falar de coisas inocentes. Pois implica silenciar tantos horrores! Esse que cruza tranqüilamente a rua não poderá jamais ser encontrado pelos amigos que precisam de ajuda? É certo: ganho o meu pão ainda, Mas acreditai-me: é pura casualidade. Nada do que faço justifica que eu possa comer até fartar-me. Por enquanto as coisas me correm bem [(se a sorte me abandonar estou perdido). E dizem-me: "Bebe, come! Alegra-te, pois tens o quê!" Mas como posso comer e beber, se ao faminto arrebato o que como, se o copo de água falta ao sedento? E todavia continuo comendo e bebendo. Também gostaria de ser um sábio. Os livros antigos nos falam da sabedoria: é quedar-se afastado das lutas do mundo e, sem temores, deixar correr o breve tempo. Mas evitar a violência, retribuir o mal com o bem, não satisfazer os desejos, antes esquecê-los é o que chamam sabedoria. E eu não posso fazê-lo. Realmente, vivemos tempos sombrios. 2. Para as cidades vim em tempos de desordem, quando reinava a fome. Misturei-me aos homens em tempos turbulentos e indignei-me com eles. Assim passou o tempo que me foi concedido na terra. Comi o meu pão em meio às batalhas. Deitei-me para dormir entre os assassinos. Do amor me ocupei descuidadamente e não tive paciência com a Natureza. Assim passou o tempo que me foi concedido na terra. No meu tempo as ruas conduziam aos atoleiros. A palavra traiu-me ante o verdugo. Era muito pouco o que eu podia. Mas os governantes Se sentiam, sem mim, mais seguros, — espero. Assim passou o tempo que me foi concedido na terra. As forças eram escassas. E a meta achava-se muito distante. Pude divisá-la claramente, ainda quando parecia, para mim, inatingível. Assim passou o tempo que me foi concedido na terra. 3. Vós, que surgireis da maré em que perecemos, lembrai-vos também, quando falardes das nossas fraquezas, lembrai-vos dos tempos sombrios de que pudestes escapar. Íamos, com efeito, mudando mais freqüentemente de país do que de sapatos, através das lutas de classes, desesperados, quando havia só injustiça e nenhuma indignação. E, contudo, sabemos que também o ódio contra a baixeza endurece a voz. Ah, os que quisemos preparar terreno para a bondade não pudemos ser bons. Vós, porém, quando chegar o momento em que o homem seja bom para o homem, lembrai-vos de nós com indulgência. |