Lingua   

Canto para una semilla

Violeta Parra
Lingua: Spagnolo


Violeta Parra


1. Los parientes

Violeta Parra. “Árbol de la vida”. Arpillera, 1963
Violeta Parra. “Árbol de la vida”. Arpillera, 1963


[Relato]

Cantar es lindo deleite,
mucho mejor con guitarra,
quien le hace el quite a la farra
se va como por aceite.
Sin mañas y sin afeites
puede llegar la cantora,
cantarle a la buena aurora
como lo hace el chincolito,
o cantarle al angelito
como la Virgen Señora.

A eso vengo, mis señores:
a cantar cantos colmados
de versos tan delicados
como perfectos primores.
Aquí mostrarán dolores,
allá pedirán mudanzas
llenas de fé y esperanzas
de nuestros amargos males.
Fatal entre los fatales
yo seguiré estas andanzas.

Empezaré del comienzo
sin perder ningún detalle,
espero que no me falle
lo que contarles yo pienso.
A lo mejor no convenzo
con mi pobre inspiración.
Se larga la descripción
sin “coilas” y sin engaños
reculando algunos años
y mudando al caserón.


[Canción]

Ya que suenan instrumentos,
señores, demen permiso
lo digo con gran estilo,
aquí presento a mi abuelo:


José Calixto su nombre,
fue bastante respetado,
amistoso y bien letrado
su talento les asombre.
Más le aumente su renombre
al decidir muy en breve,
no más entre Martes y Jueves
procura mostrar su honor,
defendiendo el tricolor
del año setenta y nueve.

En la ciudad de Chillán
vivía en un caserón,
dueño de una población
de gran popularidad.
Pa’ mayor autoridad
manda a sus hijo a la escuela
y a petición de mi abuela
le va a enseñar a solfear
para una orquesta formar
de arpa, violín y vihuela.

Ya ven mi abuelo José
con la música en la mente,
y quién hubo más prudente
como mi otro abuelo fue:


Mi abuelo por parte ’e maire
era inquilino mayor,
capataz y cuidador
poco menos que del aire.
El rico con su donaire
lo tenía de obligado
caballerizo montado,
de viñatero y rondín,
podador en el jardín
y hortalicero forzado.

Al verlo a primera vista
parece mi lindo abuelo
algún arcángel del cielo
gemelo de un Juan Bautista.
Azules sus pupilitas,
dorada su caballera,
montado en su yegua overa
no hay niña que no lo mire,
ni vieja que no suspire
por detrasito ’e mi abuela.

Me pongo a pensar un rato
y mis taitas aparecen,
ojalá aquí deletree
con claridez sus retratos:


Mi taita fue muy letrario
pa’ profesor estudió,
y a las escuelas llegó
a enseñar su diccionario.
Mi mama como canario
nació en un campo florído;
como zorzal entumído
creció entre las candelillas;
conoció lo que es la trilla,
la molienda, l’amasijo.


2. La infancia

Violeta Parra. “La hija curiosa”, Óleo sobre madera aglomerada, 1964
Violeta Parra. “La hija curiosa”, Óleo sobre madera aglomerada, 1964


[Relato]

Semana sobre semana
transcurre mi edad primera.
Mejor ni hablar de la escuela
la odié con todas mis ganas,
del libro hasta la campana,
del lápiz al pizarrón,
del banco hasta el profesor.
Y empiezo a amar la guitarra
y donde siento una farra
allí aprendo una canción.


[Coro]

Cuando me pierdo en la viña
armando mis jugarretas
yo soy la feliz Violeta,
el viento me desaliña.

[Relato]

Como nací pat’e perro,
ni el diablo m’echaba el guante
si con la escuela inconstante
constante para ir al cerro.
Lo paso como en destierro
feliz con los pajaritos,
soñando con angelitos;
así me pilla fin de año,
sentada en unos escaños;
¡QUISIERA SER ARBOLITO!


[Canción]

Cuando me pierdo en la viña
armando mis jugarretas
yo soy la feliz Violeta,
el viento me desaliña.

Así poco a poco aprendo
lo que es mancera y arado,
arrope, zanco y gloriado,
belido que está tejiendo,
la piedra que está moliendo,
siembra, apuerca, poda y trilla,
emparva, corta y vendimia;
ya sé lo que es la cizaña,
y cuántas clases de araña
carcomen la manzanilla.

Aprendo a bailar la cueca,
toco vihuela, improviso,
descuero rana a cuchillo
ya le doy vuelta a la rueca.
Como una gallina clueca
saco mi linda parvá,
y en la callana caldeá
dorado dejo el triguito,
y amarillo el motecito:
nadie me gana a pelear.

Cuando me pierdo en la viña
armando mis jugarretas
yo soy la feliz Violeta…

…Y empiezo a amar la guitarra
y donde siento una farra
allí aprendo una canción.


3. El amor

Violeta Parra. “La cueca”, Arpillera, 1962
Violeta Parra. “La cueca”, Arpillera, 1962


[Relato]

Mas, van pasando los años,
las cosas son muy distintas
lo que fue vino hoy es tinta
lo que fue piel hoy es paño
lo que fue cierto, hoy engaño.
Todo es penuria y quebranto,
de las leyes yo me espanto
lo paso muy confundida
y es grande torpeza mía
buscar alivio en mi canto.

Los tiempos se van volando
y van cambiando las cosas.
Crecí en el trigo melosa:
la siembra fue castigando
fue la cosecha mermando,
la esperanza quedó trunca.
La gente no sabe nunca
lo que mañana la espera…
lo que mañana la espera
la gente no sabe nunca.

Entré al clavel del amor.
Cegada por sus colores
me ataron los resplandores
de tan preferida flor.
Ufano de mi pasión
dejó sangrando una herida
que lloro muy conmovida
en el huerto del olvido.
Clavel no ha correspondido.
¡Qué lágrimas tan perdidas!


[Canción]

La vida me da recelo,
me espanta la indiferencia
la mano de la inclemencia
me ha echado este nudo ciego.

La fuerza me ha consumido
y me ha atormentado el alma:
pa’ mí lo que llaman calma
es vocablo sin sentido.

El sol reseca el barbecho,
lo deja como la espina,
me clava con negra inquina
si piso este duro lecho.

Camino por un momento
las calles a la sin rumbo,
veo que estoy en el mundo
sin más que el alma en el cuerpo.

Miserias y alevosías
anudan mis pensamientos,
entre las aguas y el viento
me pierdo en la lejanía.

No lloro yo por llorar
sino por hallar sosiego.
Mi llorar es como un ruego
que nadie quiere escuchar.


4. El compromiso

Violeta Parra. “Prisionero inocente”, Óleo sobre madera prensada, 1964
Violeta Parra. “Prisionero inocente”, Óleo sobre madera prensada, 1964


[Relato]

Aquí tiene mi pañuelo,
señora, seque su llanto
no hay en el mundo quebranto
que no tenga su consuelo.
[Saque la vista del suelo]*
y míreme frente a frente
que sufre toda la gente
lo olvidaba por egoísmo
eso conduce al abismo
le digo primeramente.

Yo la condeno señora
a lo alto de una patagua
cinco días a pan y agua
durante todas sus horas
las lágrimas que me llora
no tienen explicación.
Denuncie con su furor
la farsa politicante,
no los suspiros galantes
ni las razones de amor.

Nadie se ha muerto de amor
ni por cariño fingido
ni por vivir sin marido
ni por supuesta traición.
El mundo es una estación
de trenes de sinsabores
con faltas muy superiores
su pleito no es una queja.
Gran pleito es quien despelleja
sin lástima a nuestros pobres.


[Canción]

Si escribo esta poesía
no es solo por darme gusto,
más bien por meterle susto
al mal con alevosía;
quiero marcar la partida,
por eso prendo centella
que me ayuden las estrellas
con su inmensa claridad
pa’ publicar la verdad
que anda a la sombra en la tierra.

Mi corazón peregrino
se afirma en este servicio
será grande el beneficio
que le otorgue a mi destino.
El pensamiento infinito
me traiciona a cada instante.
No puede ni el más flamante
pasar en indiferencia
si brilla en nuestra conciencia
amor por los semejantes.

[* Verso mancante nel libretto dell’edizione italiana. Si tratta, è chiaro, di un errore perché la strofa diversamente non sarebbe decima. ndr]


5. La denuncia

Violeta Parra. “Los conquistadores”, Arpillera, 1964
Violeta Parra. “Los conquistadores”, Arpillera, 1964


[Relato]

Ya está corrido el telón
la fiesta sigue su curso.
Mi largo y triste discurso
es parte de la función.

Les doy la continuación
porque eso es lo prometido
despéjense los sentidos
y tengan comprobación.

La prueba será el testigo
aquí la tengo en la mano
pa’ condenar al villano
que tengo por enemigo.

Mis cantos desatan nudos.
Aquí va el primer disparo.
No han de pasar por el aro
mis versos “por el saludo”.


[Canción]

Hacia mediados de invierno,
cuando las noches son crudas
vemos a tanta criatura
peleando ya en este infierno.
Más bien me venga la muerte
de seguir viendo este ejemplo.

El pobre vive en silencio
y sufre ya muy cruel castigo
de ver a sus diez chiquillos
en la miseria y el vicio.
Al borde del precipicio
se está agusanando el trigo.

No puede ni el más flamante
pasar en indiferencia
si brilla en nuestra conciencia
amor por los semejantes.

Es una infamia muy dura
que no se salven del foso.
El dolor es oprobioso
y pregunto de partida
si la justicia en la vida
existe pa’ los rotosos.

Los llevan por el calvario
cargados con una cruz
les niegan hasta la luz
los ciegan con su sudario
los dejan sin los rosales
sin aire y sin manantiales.

No puede ni el más flamante
pasar en indiferencia
si brilla en nuestra conciencia
amor por los semejantes.

De qué nos sirven los templos
de qué el sol y el aire puro
cuando su sol es oscuro
y va caminando a tiento.
Necesito un lazarillo
que me alumbre este tormento.


6. La esperanza

Violeta Parra. “Los Parra”, Óleo sobre madera aglomerada, 1964-1965
Violeta Parra. “Los Parra”, Óleo sobre madera aglomerada, 1964-1965


[Relato]

Yo no protesto por migo
porque soy muy poca cosa.
Reclamo porque a la fosa
van las penas del mendigo.

Potreros con más frijoles
es lo que aquí se reclama.
Pa'l pobre una buena cama
y un cielo con arreboles.

Me amarga la situación,
cómo cambiarla pudiera.
Pero ordenaré el problema
al ritmo de una canción.

Me cruzan por la cabeza
como palomas los sueños.
Mi voluntad jura empeño
de arrear con esta pobreza.


[Canción]

¡Válgame Dios, cómo están
todos los pobres cristianos
en este mundo inhumano
partidos mitá’ a mitá’!
Del rico es esta maldad,
lo digo muy conmovída.
Dijo el Señor a María:
son para todos las flores,
los montes, los arreboles.
¿Porqué el pudiente se olvida?

Si el sol pudieran guardarlo
lo hicieran de buena gana,
de noche, tarde y mañana
quisieran acapararlo.
Por suerte que pa' alcanzarlo
se necesitan cojones.
De rabia esconden las flores,
las meten en calabozos
privando al pobre rotoso
de sus radiantes colores.

No puede ni el más flamante
pasar en indiferencia
si brilla en nuestra conciencia
amor por los semejantes.

En este mundo moderno
qué sabe el pobre del queso,
caldo de papa sin hueso
menos sabe lo que es terno,
por casa: callampa, infierno
de lata y ladrillos viejos.
Cómo le aguanta el pellejo,
eso sí que no lo sé,
pero bien sé que el burgués
se pita al pobre verdejo.

No puede ni el más flamante
pasar en indiferencia
si brilla en nuestra conciencia
amor por los semejantes.

No pierdo las esperanzas
de que esto tenga su arreglo.
Un día este pobre pueblo
tendrá una feliz mudanza.
El toro solo se amansa
montándolo bien en pelo.
No tengo ningún recelo
de verlo vuelto tirilla
cuando se dé la tortilla
la vuelta que tanto anhelo.


7. La muerte

Violeta Parra. “Cristo en bikini”, Arpillera, 1964
Violeta Parra. “Cristo en bikini”, Arpillera, 1964


[Relato]

No es que yo quiera pasarme
el lomo por la escobilla,
tampoco hacerle cosquillas
al que ha venido a escucharme.
Con prisiones y gendarmes
castiguen mi vanidad,
a la pata’e la verdad
yo estoy contando mi cuento.
Perdonen mi atrevimiento
y mi escasa habilidad.

Tenga calma la compaña,
ya viene la despedida;
la poca sabiduría
mis pensamientos empaña.
Siempre la suerte me engaña
por mucha ilusión que tenga.
Que la fuerza me sostenga
si el sacrificio es en vano
y no me condene hermano,
no hay mal que por bien no venga.

Por años crucé las calles
gimiendo muy dolorosa
y a trabajar afanosa
me fui por montes y valles.
No quiero entrar en detalles
ni remover las cenizas,
lo malo me escandaliza,
me quiebra nervios y huesos...
Ya el viento volvió el recelo
y el mar lavó las desdichas.


[Canción]

Me voy por un senderito
sembrado de blancos yuyos
y en árboles en capullo
ya cantan los chincolitos.
En el estero infinito
se están meciendo las aguas,
la sombra de la patagua
me recibe con cariño;
las lágrimas, del corpiño,
resbalan hasta mi enagua.

Detrás de las alamedas
se duermen los animales,
perfuman los cereales
las trémulas sementeras.
Las hojas por vez postrera
me brindan una sonrisa
y me refresca la brisa,
con sus esponjas, la frente.
Respiro serenamente,
ya nada me martiriza.

Semana que mis rosales
estaban ya florecidos
yo con mi malo sentido
ví solo sus espinales.
Las nubes primaverales
parecen una pintura,
los campos con su verdura
me han descorrido el telón.
Mis ojos bailan al son
del viento por la llanura.

Ya no me clava la estrella,
ya no me amarga la luna,
la vida es una fortuna
vistosa, próspera y bella.
Sus lluvias y sus centellas
nos engalanan los aires,
nos brinda como una madre
su aliento renovadero.
Ya siento que el mundo entero
está de canto y baile.


8. Epílogo

Violeta Parra. “Entierro en el campo”, Óleo sobre tela 1964
Violeta Parra. “Entierro en el campo”, Óleo sobre tela 1964


[Relato]

Ya no tendrá sus dolencias
porque se fue de este mundo
sumergida en el profundo
misterio de las ausencias.


[Coro]

De las doradas gavillas
que en el rastrojo cayeran
limpiando la sementera
va recogiendo semilla.

[Relato]

Ayer sembró la simiente
que hoy florece y fructifica…

Ayer sembró la simiente
que hoy florece y fructifica…


[Coro]

De las doradas gavillas
que en el rastrojo cayeran
limpiando la sementera
va recogiendo semilla.

[Relato sobre fondo musical]]

Gracias a la vida
que me ha dado tanto.
Me dio dos luceros
que cuando los abro
perfecto distingo
lo negro del blanco,
y en el alto cielo
su fondo estrellado.
Gracias a la vida
que me ha dado tanto…

Me ha dado el oído
Que en todo su ancho,
graba noche y día
grillos y canarios,
martillos, turbinas,
ladridos, chubascos.
Gracias a la vida
que me ha dado tanto…

Me ha dado la marcha
De mis pies cansados.
Con ellos anduve
Ciudades y charcos,
playas y desiertos,
montañas y llanos.
Gracias a la vida
que me ha dado tanto…

Me ha dado la risa
y me ha dado el llanto;
así yo distingo
dicha de quebranto
los dos materiales
que forman mi canto
y el canto de ustedes
que es el mismo canto
y el canto de todos,
que es mi propio canto.



9. Canción final

Violeta Parra. “Afiche”, Arpillera, 1964
Violeta Parra. “Afiche”, Arpillera, 1964


Me falta la compresión
para explicar el grandioso
momento tan venturoso
que dentra por mi razón.
Se embarga mi corazón
en este siglo moderno
veo que aflojan los cuernos
los toros quedan sin astas
y el pueblo diciendo: “¡Basta
pa’l pobre ya los infiernos!”.

América aquí presente
con sus hermanos de clase
que empiece la fiesta grande
de corazones ardientes.
Se abracen los continentes
por este momento cumbre
que surja una perdidumbre
de lágrimas de alegría.
Se baile y cante a porfía,
se acaben las pesadumbres.

Entremos en la columna
humana de este desfile.
Miles y miles de miles
de voces fundida en una.
De todas partes los hurras,
aquí todos son hermanos
y así estarán: de la mano
como formando cadena
porque la sangre en las venas
fluirá de amor sobrehumano.

Todo estará en armonía,
el pan con el instrumento,
el beso y el pensamiento,
la pena con l’alegría.
La música se desliza
como cariño de madre,
que se embelezcan los aires
desparramando esperanzas.
El pueblo tendrá mudanza,
lo digo con gran donaire.

América aquí presente
con sus hermanos de clase
que empiece la fiesta grande
de corazones ardientes.
Se abracen los continentes
por este momento cumbre
que surja una perdidumbre
de lágrimas de alegría.
Se baile y cante a porfía,
se acaben las pesadumbres,
se acaben las pesadumbres,
se acaben las pesadumbres.



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