Durante el verano de 1998, Felipe Toro y Claudio Valenzuela se conocen en el mítico y desaparecido bar "La Blusera" del Barrio Bellavista. Ambos se dan cuenta que coincidían en la inquietud de formar una banda de blues y rock en español que llenara el vacío que existía respecto de este estilo en nuestro país. Ese mismo día deciden llamar a la banda El Cruce, “en honor al rey del Delta Blues, Robert Johnson, de quién se dice vendió su alma al diablo en un cruce de caminos para ser el mejor blusero del mundo”, afirma Felipe, guitarra y voz del grupo.
Ya ha pasado una década de aquella formación y para celebrarlo, El Cruce lanza bajo el Sello Oveja Negra su cuarto trabajo titulado 770. “Este es el disco más rockero y crudo que hemos realizado hasta ahora y grafica fielmente la forma en que hoy estamos sonando y la etapa que estamos viviendo. La idea con este disco es, en primer lugar, impactar por la calidad y la potencia del sonido a las personas que aún no nos conocen y, por supuesto, hacer bailar y gozar a los que nos siguen desde hace tiempo”, señala Toro.
Sin duda que su trabajo y esfuerzo han dado frutos, pues cada vez son más los fans que los siguen en nuestro país. La intensidad de sus shows junto con la cercanía que generan con el público, han logrado una gran convocatoria o efecto de “bola de nieve”, en palabras de Orlando Miranda, percusionista del grupo. “Un nuevo fan que nos descubre siente la necesidad de compartirlo con sus cercanos y así se va ampliando cada vez más el número de personas que disfrutan de nuestra música. El boca a boca ha sido nuestro principal promotor porque en cierta forma nosotros llenamos un vacío histórico que ha existido en nuestro país para los amantes del rock más clásico. Entonces cuando uno de esos ‘huérfanos del rock’ nos descubre, yo creo que les resulta refrescante y sorprendente. Es por eso que de inmediato se identifican y sienten la necesidad de difundir nuestro trabajo porque lo sienten como propio”.
Esta historia comenzó a escribirse en el año 1999 y poco a poco el blues criollo unido de la mano del rock and roll comenzaron a tomar forma. Ese mismo año, El Cruce lanza su primer disco llamado PeaceCo, en recuerdo a la banda escolar en la que tocaba Toro. Si bien el álbum tuvo un muy bajo presupuesto y fue financiado por los mismos músicos, con él comenzaron a abrirse paso por numerosos locales y algunas radios de Santiago. Con el fin de ingresar al mercado formal de la música chilena, en el año 2002 lanzan su segundo álbum, titulado A Lo Amigo. Este disco, que contiene un estilo más rockero que el anterior, se caracteriza por los arreglos de bronces y la inclusión de coros femeninos en algunos temas.
En medio de un movimiento blusero que se torna más incipiente en nuestro país y con algunos cambios en el grupo, El Cruce es invitado a participar del Festival de Blues Latinoamericano de Sao Paulo. Ya en el año 2006, lanzan su tercer disco A Mi País, el que fue nominado como Mejor Disco Nacional por Radio Futuro. El avance de El Cruce en materia musical es evidente y cada vez definen su música con un sello más propio. Aparecen ritmos folclóricos que se fusionan con el blues, y la colección de canciones divagan por el blues más puro como en “El Blues De Yoni” a melodías folk como “La Chinita Y Yo”.
En junio del 2008, El Cruce es invitado a participar en la celebración de los 20 años de carrera de la banda más importante del blues argentino, La Mississippi. El estilo de esta banda de inmediato impactó a los trasandinos, que les dejaron las puertas abiertas para volver en una próxima oportunidad. “En Argentina se sabe poco del rock chileno y mucho menos del blues, que es muchísimo más joven a este lado de la cordillera. Al salir a escena de inmediato les impactó muchísimo el estilo que nosotros tenemos de enfrentar el blues, pues allá hay una línea muy bien definida con cantantes de voces roncas y aguardentosas, bastante apegados a la sonoridad del Chicago Blues. En cambio nosotros llegamos con una mirada más británica por decirlo de algún modo, que ellos de inmediato asociaron a artistas como John Mayall o Led Zeppelin, mirada que allá no se cultiva y que por lo mismo los dejó gratamente sorprendidos”, comenta Felipe Toro.
Han pasado diez años desde la conformación de El Cruce y la trayectoria se nota. Sin embargo, sus canciones siguen apuntando a lo mismo: “contamos básicamente historias urbanas, propias y observadas en el entorno. La vida misma hecha canción donde las temáticas que más se repiten son el amor, el desamor, la crítica social y las historias de bohemia”, comenta Bluesman y Negro Silva.
770 , su cuarto disco, está cargado de emocionalidad, ya que ese número corresponde a la casa ubicada en la calle Cumming que ha recogido por más de cuatro años los recuerdos, experiencias y ensayos de la banda.
Según Pablo Castillo, las letras de este nuevo disco “están más cargadas al rock and roll, con influencias de los Rolling Stones, además de incorporar sonidos latinos y música folclórica con un eje musical que es el blues”. De esta forma, destacan temas como “Mapuche”, donde las melodías se nutren con instrumentos autóctonos y “A Encender El Blues”, que da inicio al disco y al trabajo promocional.
El registro del álbum 770 fue bajo el formato análogo, con el fin de dar esa “esencia añeja que debe tener el blues y el rock and roll que cultiva El Cruce”, comenta Jorge Quinteros. Y el resultado es una placa con 11 canciones que se pasean por el blues, el rock y hasta el soul instrumental. Las letras confirman que la banda mantiene su eje, y entre ellas destacan “Me Tienes Loco” que habla de amor y en una línea totalmente opuesta “Todo Se Devuelve”. “Esto se debe a que la banda siempre ha tratado los mismos temas, es una línea que se ha mantenido a lo largo de toda nuestra carrera y de nuestros cuatros discos que caracterizan nuestro sonido”.
Los años de vida de esta agrupación dan un testimonio evidente de calidad, maduración y de la necesidad de reivindicar “una herencia rockanrolera que ha estado ausente históricamente en la música popular de nuestro país, sobre todo en lo que hoy se conoce como "rock chileno", señala Jorge Quinteros. Nueve años de historias plasmadas en un cuarto disco que reafirman a El Cruce como la banda más longeva e importante de la escena del blues- rock nacional.
El Cruce está compuesto por: Felipe Toro (voz y guitarra), Claudio ‘Bluesman’ Valenzuela (armónica y coros), Jorge Quinteros (batería), Pablo Castillo (piano y teclados), Eduardo ‘Negro’ Silva (bajo) y Orlando Miranda (percusión latina, guitarra acústica y coros). Ocasionalmente se integra además a Andrea Rodríguez (coros).