Canto a la pampa, o Canto de venganza
QuilapayúnIl testo originario della canzone scritta da Francisco Pezoa,... | |
CANTO A LA PAMPA, O CANTO DE VENGANZA Canto a la pampa, la tierra triste, réproba tierra de maldición que de verdores jamás se viste ni en lo más bello de la estación. En donde el ave nunca gorjea, en donde nunca la flor creció ni del arroyo que serpentea su cristalino bullir se oyó. Hasta que un día como un lamento de lo más hondo del corazón por las callejas del campamento vibra un acento de rebelión. Eran los ayes de muchos pechos de muchas iras era el clamor la clarinada de los derechos del pobre pueblo trabajador. Benditas víctimas que bajaron desde la pampa llenas de fe y a su llegada lo que escucharon voz de metralla tan sólo fue. Baldón eterno para las fieras masacradoras sin compasión queden manchadas con sangre obrera como un estigma de maldición. Pido venganza para el valiente que la metralla pulverizó pido venganza para el doliente huérfano y triste que allí quedó. Pido venganza por la que vino de los obreros el pecho a abrir pido venganza por el pampino que allá en Iquique supo morir. | LA PAMPA [CANTO DE VENGANZA] Canto la Pampa, la tierra triste, réproba tierra de maldición, que de verdores jamás se viste ni en lo más bello de la estación; donde las aves nunca gorjean, donde no crece la flor jamás, donde riendo nunca serpea, el arroyuelo libre y fugaz. Año tras año por los salares del desolado Tamarugal, lentos cruzando van por millares los tristes parias del capital; sudor amargo su sien brotando, llanto sus ojos, sangre sus pies, los infelices van acopiando montones de oro para el burgués Hasta que un día, como un lamento de lo más hondo del corazón, por las callejas del campamento vibró un acento de rebelión; eran los ayes de muchos pechos, de muchas iras era el clamor, la clarinada de los derechos del pobre pueblo trabajador. "Vamos al Puerto, dijeron, vamos, con su resuelto, noble ademán, para pedirles a nuestros amos otro pedazo, no más de pan" Y en la misérrima caravana al par del hombre marchar se ven, la amante esposa, la madre anciana, y el inocente niño también. ¡Benditas víctimas que bajaron desde la pampa, llenos de fe, y a su llegada lo que escucharon, voz de metralla tan sólo fue! ¡Baldón eterno para las fieras masacradoras sin compasión! ¡Queden manchados con sangre obrera como un estigma de maldición. Pido venganza para el valiente que la metralla pulverizó; pido venganza para el doliente huérfano triste que allí quedó; pido venganza por la que vino tras del amado su pecho a abrir: pido venganza para el Pampino que como bueno supo morir. |