Yo le miré los ojos al Joaquín
y de puro buenos me decían:
-El no comer no mata,
mata el odio y la envidia.
El hombre ya se sabe que está aquí
condenado desde el nacimiento
y el hambre no le importa,
la engaña con un sueño.
Pobre Joaquín, pobre Joaquín, en medio del silencio.
Amaneció en la luz serena y cruel
desde la noche mirando estrellas
y las manos vacías
vueltas hacia la tierra.
Yo le miré los ojos al Joaquín,
tan tristemente empañados y quietos:
-Morir es poca cosa,
dice Joaquín ya muerto.
Pobre Joaquín, pobre Joaquín, en medio del silencio.
y de puro buenos me decían:
-El no comer no mata,
mata el odio y la envidia.
El hombre ya se sabe que está aquí
condenado desde el nacimiento
y el hambre no le importa,
la engaña con un sueño.
Pobre Joaquín, pobre Joaquín, en medio del silencio.
Amaneció en la luz serena y cruel
desde la noche mirando estrellas
y las manos vacías
vueltas hacia la tierra.
Yo le miré los ojos al Joaquín,
tan tristemente empañados y quietos:
-Morir es poca cosa,
dice Joaquín ya muerto.
Pobre Joaquín, pobre Joaquín, en medio del silencio.
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